Atlanta (GA), 19 may (EFE News).- El distanciamiento social y la “nueva realidad” surgida de la pandemia del coronavirus no ha impedido que Bill McAllister, un maestro escolar de Georgia, se amarre sus zapatillas y corra hasta ocho millas diarias para llevar un mensaje de esperanza hasta las casas de sus estudiantes.
El maestro de la escuela Big Shanty Intermediate no había visto a sus 48 alumnos desde que el 16 de marzo en Georgia se suspendieran las clases presenciales y se hicieran virtuales, y decidió entonces hacerles visitas y saludarlos, por supuesto manteniendo la distancia social, en sus trotes diarios.
“Quería hacer algo que hiciera sus vidas un poco más alegres, traerles un poco de alegría a ellos y a sus padres. Cuando construyes una relación con tus estudiantes es bien difícil estar separados”, dijo McAllister a Efe.
“Decidí hacer esto porque sabía que mis estudiantes se estaban sintiendo de la misma forma que yo sobre la separación y por no poder estar aprendiendo juntos”, añadió.
El maestro de 57 años comenzó así a correr entre seis y ocho millas diarias y tras planear cuidadosamente sus rutas de tal modo que pudiera pasar enfrente de las casas de algunos de sus 48 estudiantes, que lo reciben entre sorprendidos y agradecidos.
“Algunos de ellos me ven como que no pueden creer que su profesor está ahí, como si hubiesen visto un fantasma, y otros apenas me ven comienzan a saltar y me saludan emocionados. Los padres me dicen que están agradecidos por tomarme el tiempo para venir a verlos”, aseguró el maestro de una escuela ubicada en Kennesaw, a unas 30 millas al noroeste de Atlanta.
Cuando los alumnos no están en casa, McAallister les deja una “nota especial” en el buzón de la vivienda, preguntándoles cómo están y deseándoles un “excelente verano”.
La misión del estadounidense tiene un doble propósito: compartir una sonrisa y de paso recaudar fondos para la organización MUST Ministries, que está asegurando comidas para niños cuyos padres han perdido el trabajo en medio la crisis económica que ha generado el coronavirus.
El gesto de McAllister de visitar a cada uno de sus estudiantes en medio de la pandemia ha tenido eco en las redes sociales, donde su historia se ha vuelto viral y muchos internautas destacan a este educador como un ejemplo para su comunidad.
“Los buenos profesores entienden que para ayudar a los estudiantes a aprender, la relación que tienes con el niño es muy importante. La buena enseñanza es crear, desarrollar y mantener buenas relaciones con el estudiante. Cuando tienes una buena relación y les pides que hagan algo difícil, ellos están dispuestos a hacerlo”, sostuvo el maestro.
McAllister contó que entre sus estudiantes hay algunos hispanos y que ellos, por lo general, se caracterizan por ser muy atentos y por “valorar mucho la educación que están recibiendo y lo demuestran por la forma en que ponen atención y cooperan”.
Esta semana, McAllister tiene todavía dos recorridos más que hacer, hoy martes y otro el viernes, para completar su misión antes que acabe el año académico, y aun con la incertidumbre de si para el próximo periodo lectivo, que iniciará a fines de agosto, volverán las clases en las aulas.
Habrá recorrido en todo este tiempo más de 50 millas en una iniciativa que tuvo que vigilar a causa de su corazón, no por su ‘tamaño’ sino porque hace algunos años fue sometido a una delicada operación.
“Nunca me imaginé que enseñarle a mis niños bondad y compasión sería algo que tanta gente estaría interesada”, expresó.
El COVID-19 ha matado a más de 1.600 personas en Georgia, donde se reportan más de 38.000 casos confirmados del virus, de acuerdo con el último reporte del Departamento de Salud de Georgia.
Bill McAllister, maestro de la escuela Intermediaria Big Shanty posa para Efe este 18 de mayo frente a un cartel en la entrada del centro educativo en Kennesaw, Georgia. EFE/Marcelo Wheelock