Washington, 1 may (EFE).- El mexicano Francisco Oropesa, sospechoso del asesinato de cinco hondureños este fin de semana en la localidad de Cleveland (Texas), había sido deportado cuatro veces de EE.UU. antes de volver a entrar irregularmente en el país la última vez, informaron este lunes las autoridades estadounidenses.
Una fuente del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) dijo a EFE que el 16 de marzo de 2009 un juez estadounidense de inmigración ordenó la expulsión de Francisco Oropesa Pérez-Torres, de 38 años, y que un día después fue deportado a México.
Más tarde, “en una fecha y desde una localización desconocida”, Oropesa volvió a entrar a EE.UU. y fue detenido y deportado “varias veces” por el ICE en septiembre de 2009, enero de 2012 y julio de 2016.
Además, la fuente agregó que el sospechoso recibió un sentencia de prisión en el condado de Montgomery, en Texas, por conducir “ebrio” en enero de 2012, aunque no precisó si finalmente fue encarcelado.
Recordó que, como consecuencia del suceso del viernes pasado, la oficina del Alguacil de Cold Spring (Texas) emitió una orden de arresto contra Oropesa por “homicidio”, y que es buscado por la Oficina del Alguacil de San Jacinto, en el mismo estado, por su presunta conexión con el tiroteo.
Las autoridades estadounidenses buscan todavía a Oropesa, quien el viernes por la noche estaba disparando en el jardín de su casa con un fusil AR-15 cuando uno de sus vecinos se le acercó y le pidió que dejara de hacer ruido porque era muy tarde y la familia, incluidos unos niños, no podía conciliar el sueño.
Oropesa respondió irrumpiendo en la vivienda de sus vecinos para dispararles en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una “ejecución”, según ha descrito la oficina del alguacil.
Dentro de la casa había diez personas y cinco perdieron la vida. Los fallecidos son Daniel Enrique Lazo, de 9 años; Sonia Argentina Guzmán, de 25 años; Diana Velásquez Alvarado, de 21; Obdulia Molina Rivera, de 31, y José Jonathan Cáceres, de 18 años.
Wilson García, superviviente de la masacre que perdió a su hijo y a su esposa, declaró este lunes ante la prensa que la escena “fue horrible” y que ahora se siente como estar muerto en vida.
Según relató, las víctimas murieron protegiendo de las balas a sus dos otros hijos, de un año y medio y de un mes, respectivamente. García tuvo que escapar por la ventana y el agresor fue tras él, pero no lo encontró dado que se escondió entre unos pinos.
Una de las cinco víctimas hondureñas en Texas era residente legal en EE.UU.
Washington, 1 may (EFE).- Una de las cinco víctimas hondureñas asesinadas en Cleveland (Texas) este fin de semana era residente permanente en EE.UU., pese a que el gobernador del estado, el republicano Greg Abbott, las había tachado a todas de “inmigrantes ilegales”.
Fuentes de la Embajada de Honduras en Estados Unidos confirmaron a EFE que Diana Velásquez tenía residencia permanente en el país, mientras que el resto eran indocumentados.
La legación diplomática añadió que el consulado hondureño en Houston (Texas) “está trabajando junto a las familias para apoyarlos en lo que sea necesario”.
El gobernador texano anunció el domingo una recompensa de 50.000 dólares por información que conduzca a la captura del “criminal que mató a cinco inmigrantes ilegales”, un comentario criticado por activistas por estigmatizar a las víctimas.
Las autoridades estadounidenses buscan todavía al autor de la matanza, identificado como Francisco Oropesa, de 38 años y nacionalidad mexicana.
El viernes por la noche, Oropesa estaba disparando en el jardín de su casa con un fusil AR-15 cuando uno de sus vecinos se le acercó y le pidió que dejara de hacer ruido porque era muy tarde y la familia, incluidos unos niños, no podía conciliar el sueño.
Oropesa respondió irrumpiendo en la vivienda de sus vecinos para dispararles en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una “ejecución”, según ha descrito la oficina del alguacil.
Dentro de la vivienda había diez personas y cinco perdieron la vida. Los fallecidos son Daniel Enrique Lazo, de 9 años; Sonia Argentina Guzmán, de 25 años; Diana Velásquez Alvarado, de 21 años; Obdulia Molina Rivera, de 31 años, y José Jonathan Cáceres, de 18 años.
Wilson García, superviviente de la masacre que perdió a su hijo y a su esposa, declaró este lunes ante la prensa que la escena “fue horrible” y que ahora se siente como estar muerto en vida.
Según relató, las víctimas murieron protegiendo de las balas a sus dos otros hijos, de un año y medio y de un mes, respectivamente.
García tuvo que escapar por la ventana y el agresor fue tras él, pero no lo encontró dado que se escondió entre unos pinos.